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Subir a Uribhitler a la Mesa de La Habana es, a más de alimentar su egolatría, meter un “ruido” innecesario, pues todos sabemos cuáles son sus posiciones y lo que busca (sus objetivos). En últimas, su objetivo es alcanzar la impunidad de sus delitos de todo tipo cometidos por el narco-paramilitar y hoy ex-presidente. Nunca antes en la historia colombiana un presidente había dejado su cargo con la multitud de denuncias por sus delitos antes, durante y después del ejercicio de su cargo presidencial. Denuncias que van desde sus tiempos de gobernador de Antioquia y su involucramiento en la Masacre de El Aro, por ejemplo, pasando el Co-hecho para lograr reformar la Constitución y hacerse re-elegir como presidente con Yidis a bordo, hasta los múltiples actos de corrupción para enriquecerse personalmente él y su esposa, hijos y familia, así como la entrega de la soberanía nacional a los gobiernos de Estados Unidos y a las multinacionales.
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